- Viernes, 01 de Enero 2021
“Innovar” es, con frecuencia, una palabra malinterpretada.
Innovar o morir. La filosofía que afirma que el que no innova está condenado a desaparecer, coexiste con nosotros desde hace un tiempo, e incontables compañías han perecido frente a la falta de dedicación a mantenerse competitivos en el mercado. Ahora que las empresas tienen presente que la innovación no es una decisión, sino un camino, muchas han empezado a experimentar y jugar con sus productos o servicios. Sin embargo, la innovación debe girar en torno al consumidor y buscar atender sus necesidades más eficientemente. El concepto de lo que la innovación debe entregar al consumidor ha sido manipulado e interpretado por los negocios de distintas maneras hasta llegar a perder el foco de lo que su negocio busca ofrecer al consumidor.
Por ejemplo, cuando hablamos de negocios como las estaciones de gasolina, lo que las empresas interpretaron por innovación fue implementar estaciones de café o comida, e inclusive a futuro implementar tecnologías que permitan cargar de manera automática el combustible a los carros que ingresen. Lo que estos negocios interpretan por innovación es entregar un valor adicional al consumidor, a pesar de que este valor agregado no está centrado en las necesidades que el consumidor busca satisfacer cuando atiende al negocio. Cuando el consumidor piensa en reabastecer de combustible su vehículo, piensa en el tiempo que tiene que invertir en acercarse a la gasolinera y enfrentar el esfuerzo de adaptar sus planes para cumplir con la tarea. Aunque suena aún distante, innovación y disrupción sería evitar que el consumidor ahorre la tarea de ir a la estación y obtener reabastecimiento a través de una aplicación cuando lo necesite, o inclusive que el vehículo sea capaz de ordenar su propio reabastecimiento cuando tenga poco combustible.
Y aunque este ejemplo parece ser un poco más futurista
Existen otros que ya vienen atendiendo los principales inconvenientes que el consumidor atraviesa cuando buscan sus productos o servicios. Por ejemplo, cuando pensamos en prendas de vestir, pensamos en tener que ir a un mall para buscar ropa que nos quede y que sea nuestro estilo, un proceso que puede llevar tiempo. La innovación en esta área llevó a que surjan empresas que bajo una suscripción mensual, analizaban tus patrones de vestimenta, medidas y con ello te enviaban ropa personalizada según tu estilo.
Aunque algunos estén más cerca que otros, la innovación debe de estar centrada en satisfacer la necesidad que el cliente busca atender, solo así podemos entregar al cliente una experiencia centrada en el usuario.
Es Doctor en Administración de Empresas de la prestigiosa Maastricht School of Management en los Países Bajos. Además, obtuvo el título de Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Asimismo, cuenta con un Master of Philosophy de la Maastricht School of Management de Países Bajos. A nivel de posgrado, ha completado un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico en Perú, y es Licenciado en Economía por la misma universidad, lo que le brinda una perspectiva amplia y sólida en términos económicos y de gestión empresarial. Además, ha participado en programas de desarrollo ejecutivo de renombre, como el Executive Development Program de la Escuela de Negocios de Wharton en Estados Unidos y el Business Leadership Program de la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Además, ha realizado estudios de especialización en el Banco Mundial, el PNUD y Wilson Learning, Asimismo, participó en el Colloquium on Participant Centered Learning (Programa CPCL) del Harvard Business School en Estados Unidos.