- Miercoles, 04 de Agosto 2021
Recordar lo bueno y lo malo del pasado nos ayuda a mantener un sentido de pertenencia y a generar nuevas ideas.
Todo tiempo pasado siempre será mejor” o así dice el dicho, al menos. Hemos construido el concepto comercial de vender recuerdos, vivencias, un salto al pasado a los días más relajados de la juventud del público. Y en esa construcción de esta interpretación de la nostalgia como propuesta comercial, hay algunos analistas comerciales que consideran que se está dañando el comercio, pues al promover que las personas se enfoquen en el pasado, bloqueamos la innovación, la creatividad y el desarrollo. Sin embargo, más allá de su uso con propósito comercial, olvidamos el verdadero concepto de lo que la nostalgia implica para las personas a las que nos dirigimos y en nuestro propio performance.
Analicemos este concepto como un recurso emocional que puede ser aplicado en las organizaciones. Cuando conectamos con nuestros recuerdos, accedemos a eventos significativos que hemos vivido con personas de nuestro círculo cercano como familia o amigos. Es un viaje que implica tanto recuerdos negativos como positivos, pero de manera transitoria donde el anhelo conecta con la felicidad, la pertenencia social y la gratitud. Como un proceso emocional, su poder reside en la motivación que puede suscitar e incrementar el sentido de nuestros objetivos, de nuestro propósito y nuestro compromiso con ellos mismos. Como seres existenciales, en nuestro proceso de crecimiento hacemos conexiones sociales y deseo de hacer contribuciones o retribuciones con el mundo que tengan un impacto.
Más allá de su uso con propósito comercial, olvidamos el verdadero concepto de lo que la nostalgia implica para las personas a las que nos dirigimos y en nuestro propio performance.”
Por tanto, podemos usar el concepto de nostalgia para fortalecer nuestras relaciones laborales a través de reuniones que exploren experiencias, anécdotas o vivencias que promuevan nuestra naturaleza social y la reflexión. Estudios prueban que este ejercicio puede ayudar a las personas a sentirse más seguras, cooperativas y preparadas para enfrentar otros conflictos sociales. Pero también podemos emplear el concepto para compartir experiencias y construir nuevos conceptos a partir de estas, usándolo como un canal para promover la creatividad.
Cuando las personas se sienten seguras y socialmente conectadas, toman mayores riesgos y pueden pensar fuera de la caja, optimizando la solución de problemas. Un concepto que promueve la motivación y creatividad como tal, puede ser bien aprovechado en las organizaciones, pero en estos tiempos de distanciamiento social, su valor como soporte emocional en nuestros equipos puede marcar una diferencia.
Artículo publicado en Radio Programas del Perú
Es Doctor en Administración de Empresas de la prestigiosa Maastricht School of Management en los Países Bajos. Además, obtuvo el título de Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Asimismo, cuenta con un Master of Philosophy de la Maastricht School of Management de Países Bajos. A nivel de posgrado, ha completado un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico en Perú, y es Licenciado en Economía por la misma universidad, lo que le brinda una perspectiva amplia y sólida en términos económicos y de gestión empresarial. Además, ha participado en programas de desarrollo ejecutivo de renombre, como el Executive Development Program de la Escuela de Negocios de Wharton en Estados Unidos y el Business Leadership Program de la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Además, ha realizado estudios de especialización en el Banco Mundial, el PNUD y Wilson Learning, Asimismo, participó en el Colloquium on Participant Centered Learning (Programa CPCL) del Harvard Business School en Estados Unidos.