- Viernes, 02 de Junio 2023
Sobre las empresas que deben pensar proactivamente en promover un ambiente de retroalimentación y compañerismo.
El bienestar personal y la salud mental son dos aspectos que las personas comenzaron a valorar más desde que aprendimos que todo podía cambiar repentinamente con las consecuencias de eventos como el cambio climático, una pandemia o una guerra. Esta revelación llevó a los trabajadores a preguntarse si las empresas en las que laboran se preocupaban realmente por ellos o si sus valores estaban en línea con los suyos, y, a continuación, a evaluar renunciar o buscar otra empresa que sí lo esté.
Ante la fuga de talentos, hubo empresas que se dedicaron a investigar y buscar comprender por qué los niveles de rotación comenzaron a incrementar; mientras que otras, sin mucho comprender el problema, optaron por ofrecer soluciones temporales, esperando esto mejore la retención de talentos. Sin embargo, estas soluciones no necesariamente mejoran la percepción de apreciación en los empleados, sino que podrían incluso hacerlos sentir como elementos que forman parte de una transacción económica. Más aun, los empleados podrían percibir que sus intereses, los cuales no son siempre económicos, no son tomados en cuenta.
Por el contrario, las personas buscan en sus trabajos un propósito que esté en línea con el de sus valores personales. Cabe destacar que esto no implica que no valoren la seguridad económica o los beneficios laborales que pueda ofrecer una empresa, pues, al contrario, buscan complementar el factor económico con otros como el pertenecer a una comunidad con la que se identifiquen.
Por tanto, las empresas deben pensar proactivamente en promover un ambiente de retroalimentación y compañerismo, deben monitorear si la cultura de la empresa promueve la participación y la libre expresión en sus empleados, si las necesidades de estos son escuchadas y atendidas, si los empleados tienen oportunidades justas de crecimiento, y si se promueve el sentimiento de comunidad. Esta es una oportunidad para las empresas de estar al servicio de sus empleados, evitando así la fuga de talentos en una época en la que más personas comienzan a cuestionar la valoración en sus empresas.
Es Doctor en Administración de Empresas de la prestigiosa Maastricht School of Management en los Países Bajos. Además, obtuvo el título de Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Asimismo, cuenta con un Master of Philosophy de la Maastricht School of Management de Países Bajos. A nivel de posgrado, ha completado un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico en Perú, y es Licenciado en Economía por la misma universidad, lo que le brinda una perspectiva amplia y sólida en términos económicos y de gestión empresarial. Además, ha participado en programas de desarrollo ejecutivo de renombre, como el Executive Development Program de la Escuela de Negocios de Wharton en Estados Unidos y el Business Leadership Program de la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Además, ha realizado estudios de especialización en el Banco Mundial, el PNUD y Wilson Learning, Asimismo, participó en el Colloquium on Participant Centered Learning (Programa CPCL) del Harvard Business School en Estados Unidos.