• Miercoles, 03 de Mayo 2023
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Claudia Díaz Paz
Directora especialista de la Maestría en Administración Estratégica de Negocios Jurídicos, Centrum PUCP

Lo invito a que retrocedamos por un momento hasta inicios del siglo XIX (aproximadamente, 1,815). Suena lejano, pero le pido que me acompañe en este ejercicio. Usted es el dueño de una herrería. Hace herraduras para los caballos que se utilizan para el transporte de personas y mercadería. Un día, le comentan que hay un nuevo artificio que permite transportar grandes cantidades de metales por tierra. ¿Utilizará caballos? De seguro. Como el transporte por caminos siempre ha utilizado caballos, usted está convencido de que no hay nada que deba cambiar. Recuerda que existe también el transporte interno fluvial por canales, el cual permite transportar una buena cantidad de mercadería en un tiempo razonable. Pero no se preocupa por ello, pues se siguen utilizando caballos. Es claro, se seguirán usando caballos. Recibe una segunda noticia. Se están construyendo unas vías especiales. No le presta atención. Nuevamente, es claro, se seguirán usando caballos. Pasan unos años y llegamos a 1,830. Se construyeron las vías férreas y hay una máquina que jala los carros y que se llama locomotora. Los caballos ya no tiran el carro que permite transportar grandes cantidades de mercancías y personas ¿Y las herraduras?

Regresemos al siglo XXI. Pensemos en las nuevas tecnologías -incluidas el ChatGPT, el blockchain, entre otros- y los cambios que ellas traerán a las diferentes industrias. Lo primero que usted notará es que, a diferencia del herrero del siglo XIX, quien vivía en un entorno donde la información se diseminaba a un ritmo más lento y su acceso era limitado, usted está en un mundo en el que la información está a la mano. Apreciará también que, al igual que el herrero del siglo XIX, no sabe exactamente hacia dónde irá la industria a la que pertenece ni conoce el futuro del trabajo. 

Quiero terminar este ejercicio con dos sugerencias puntuales. 

  1. Busque información de calidad, que soporte y contraste sus ideas actuales:
  • Usted estará tentado a empezar a informarse sobre el tema. Tenga presente que lo más importante es cómo la información se ha recopilado y procesado, y cómo se han interpretado los resultados. Ello alude a la calidad de la información. Solemos fijarnos en la historia, más que en el alcance de la evidencia que la sostiene y de sus conclusiones. Y, luego, generalizamos. Tenga cuidado con ello.
  • Por otro lado, usted, hoy, mientras lee esta nota, tiene una idea sobre qué va a pasar -puede ser optimista o no-. Ya tiene una conclusión al respecto. Ante ello, evite buscar información que sólo refuerce sus creencias previas. Contraste estas creencias también con información de calidad. 
  1. Analice su actividad y su sector. En este ejercicio, trate de ser honesto consigo mismo. No se mienta. En particular, no intente ajustar la realidad a su forma de pensar o a sus creencias. Los datos pueden diferir de aquello que pensamos del mundo. ¿Cambiamos los datos? No. ¿Revisamos nuestros juicios o creencias? Sí. 

*Agradezco a Rodrigo Uyema por el intercambio de ideas a efectos de la elaboración de esta nota.

AUTORA

Claudia Díaz

cpdiaz@pucp.edu.pe

La profesora Díaz es Doctor in Business Administration, Maastricht School of Management; Doctora en Administración Estratégica de Empresas, Pontificia Universidad Católica del Perú. Magíster en Administración Estratégica de Empresas, Pontificia Universidad Católica del Perú. Bachiller en Derecho y abogada, Pontificia Universidad Católica del Perú.

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