- Miercoles, 12 de Mayo 2021
Estos cambios han afectado nuestras relaciones humanas, nuestra manera de trabajar y también de aprender y estudiar.
La pandemia nos ha cambiado la vida a todos. Hoy se habla de una nueva normalidad y que será difícil regresar a nuestra vida anterior o que nunca regresaremos a nuestro estilo de vida anterior. Estos cambios han afectado nuestras relaciones humanas, nuestra manera de trabajar y también de aprender y estudiar.
En este punto es preciso anotar el reto de la educación digital. Hoy grandes y pequeños, desde la educación inicial hasta la educación de posgrado, estamos pasando por la experiencia de una educación digital que llegó a nuestras vidas sin previo aviso. Sin capacitaciones ni pruebas. Hace un año exactamente en el Perú entramos en cuarentena y tuvimos que aprender debido a la exigencia de mantenernos aislados en casa, y experimentar nuevas maneras de comunicarnos, de trabajar, dar y recibir clases.
Desde mi experiencia docente puedo señalar que la experiencia ha sido desafiante, pero se logró el reto. Como todo lo nuevo la adaptación de la enseñanza a un sistema virtual implicó un gran esfuerzo, innovar con maneras de enseñar, de hacer participar a los alumnos, de mantenerlos conectados y de lograr el objetivo de aprendizaje. Los retos no solo pasaron por la parte técnica, que implicó el acceso a una red de internet y a un dispositivo móvil como laptop, Tablet o celular, sino además al aprendizaje de nuevas herramientas digitales como el Menti, el Katoot, el Miro, el Filgrif, entre otros. Todos ellos muy oportunos y necesarios y que además tienen que combinar con las aulas virtuales puestas en Classroom y otras como Canvas o NEO. Además de la transmisión en vivo vía Zoom, Meet y otras.
Sin embargo, resulta muy importante anotar que, en sociedades como las nuestras con grandes contrastes, con grandes diferencias, también han logrado evidenciar las precariedades del sistema escolar. El año 2020, por ejemplo, miles y millones de estudiantes del sistema público no han logrado un aprendizaje óptimo debido a las limitaciones técnicas y acceso al internet. Esta nueva manera de educar sigue reforzando las diferencias. Mientras que los colegios particulares han podido experimentar con plataformas virtuales y acceso a librerías virtuales, en el sistema público la situación es complicada pues además debemos sumarle a las precariedades, la falta de capacitación por parte de los docentes.
El gran reto y mirada al futuro
En síntesis, el reto es grande pero posible. Exige una adaptación de los docentes al nuevo sistema, pues más allá que nos liberemos del virus de la COVID-19, tenemos que comprender que la situación puede volver a repetirse. Otro aspecto a tener en cuenta es la infraestructura virtual es decir el acceso de equipos de cómputo, pero también el acceso a internet. Además, se debe tomar en consideración la buena voluntad de las autoridades de apostar por una mejor calidad educativa. De priorizar la educación virtual. De la cual hemos avanzando, se dice, más de 6 años en meses de pandemia.
El año 2020 nos ha servido de prueba y ensayo, pero en el 2021 debemos desplegar todos lo aprendido para hacer posible una educación de calidad en nuestro país. Recordemos que apostar por una mejora del servicio educativo es una apuesta por el desarrollo de la mejora de calidad de vida de la población, del desarrollo tan anhelado que todos deseamos. Sabemos que el camino real y concreto es apostar por la educación y ahora nos encontramos ante un nuevo reto.
Artículo publicado en la revista Stakeholders
La profesora Ramírez es Doctora en Comunicación Pública y, además, Máster en Gestión de Empresas de Comunicación de la Universidad de Navarra, España. También es Magíster en Gerencia Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú y posee un Diploma Internacional en Comunicación Corporativa de la Universidad ESAN, en el mismo país. Asimismo, es Licenciada en Comunicación de la Universidad de Lima y ha realizado una estancia posdoctoral en la Universidad de Málaga en 2021.