- Martes, 18 de Octubre 2022
Incentivar el consumo para resistir la recesión.
El alza sostenida en los precios durante los últimos meses no ha pasado desapercibida, sobre todo cuando esta ha implicado un efecto acentuado en bienes de consumo diario. Inevitablemente, un alza en los precios impacta en la capacidad de consumo de las personas, quienes tienen que gastar más para adquirir su canasta de productos o cambiarlas por sustitutos más económicos que alcancen dentro de su presupuesto. En el mundo, estos problemas están ocasionando que se incrementen las tasas de pobreza, lo que está llevando a que se reduzca el consumo, que las tasas de default de crédito aumenten y que, por tanto, el financiamiento se encarezca.
Y en parte estos cambios en el consumo se han visto más drásticos en los países que implementaron políticas de estímulo como ayuda en forma de bonos generosos que se acabaron en el 2021. En general, la desaceleración en el consumo ha encontrado otras fuentes como el encarecimiento del crudo o la depreciación del euro. Frente a ello, las empresas buscaron incentivar el consumo a través de programas de financiamiento más comprensivos que les permitieran pagar en cuotas diferidas, o emitir cupones de descuento.
Nuestra fortaleza en crecimiento macroeconómico debe verse asimismo traducida en la reducción de la brecha socioeconómica, pues donde un país que prospera, debe también existir la paz social que la refuerce y promueva.
Y aunque el Perú había bien resistido estos impactos e inclusive había alcanzado que las tasas de morosidad retomen sus niveles pre pandemia según el quinto informe de morosidad publicado a inicios del 2022[1], el peligro sigue latente en tanto descuidemos el incentivo al consumo. En nuestro país, a pesar de nuestros desaciertos políticos y la amenaza de la recesión externa, nuestro manejo de política monetaria nos ha permitido maniobrar la navegación de un barco en tiempos de pandemia y crisis externa. Al punto que miramos con esperanza un incremento en el consumo PBI no primario del 3.1 al 3.3% y del consumo privado del 4.1% al 4.2% para el 2022[2].
Sin embargo, nuestra fortaleza en crecimiento macroeconómico debe verse asimismo traducida en la reducción de la brecha socioeconómica, pues donde un país que prospera, debe también existir la paz social que la refuerce y promueva.
[1]https://amcham.org.pe/news/equifax-y-emprende-up-lima-amazonas-y-cajamarca-son-las-regiones-que-reunen-mayor-cantidad-de-deuda-morosa/ [2]https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Reporte-Inflacion/2022/setiembre/reporte-de-inflacion-setiembre-2022.pdf
Artículo publicado en el Diario Gestión. Para leer el artículo completo descarga aquí.
Es Doctor en Administración de Empresas de la prestigiosa Maastricht School of Management en los Países Bajos. Además, obtuvo el título de Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Asimismo, cuenta con un Master of Philosophy de la Maastricht School of Management de Países Bajos. A nivel de posgrado, ha completado un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico en Perú, y es Licenciado en Economía por la misma universidad, lo que le brinda una perspectiva amplia y sólida en términos económicos y de gestión empresarial. Además, ha participado en programas de desarrollo ejecutivo de renombre, como el Executive Development Program de la Escuela de Negocios de Wharton en Estados Unidos y el Business Leadership Program de la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Además, ha realizado estudios de especialización en el Banco Mundial, el PNUD y Wilson Learning, Asimismo, participó en el Colloquium on Participant Centered Learning (Programa CPCL) del Harvard Business School en Estados Unidos.