- Martes, 25 de Mayo 2021
En tiempos en los que nuestra opinión debería usarse para compartir pensamientos y buscar soluciones conjuntas, nos enfrascamos en discusiones que han acrecentado nuestras brechas.
El 23 de mayo debemos de recordarlo como un día de luto. Hoy estamos en la necesidad y el deber de hacer un paréntesis, de parar nuestras actividades y detener nuestra cotidianeidad para invitar a la reflexión de un acto que solo puede llamarse como un atentado contra nuestro derecho más fundamental como humanos: el derecho a la vida. De entre las 18 personas a quienes les arrebataron la vida en Pichari, zona del VRAEM, se encontraban 10 hombres, 6 mujeres y 2 niños. Cada una de estas vidas representa un hijo, una hermana, una madre, un compatriota de nuestra nación, y una vida que no le corresponde a nadie quitar, mucho menos a un grupo terrorista bajo una causa tan rechazable como un mensaje político.
Sin embargo, esto resalta que, en nuestra nación, el terrorismo sigue siendo un problema que utiliza a las poblaciones vulnerables para sus fines. Dentro de nuestro territorio, ninguna persona que habite en cualquier rincón de nuestro suelo debería temer por su vida ante ninguna causa, y esto es algo que debemos de erradicar.
En tiempos en los que nuestra opinión debería usarse para compartir pensamientos y buscar soluciones conjuntas, nos enfrascamos en discusiones de argumentos que solo han acrecentado nuestras brechas. Las últimas semanas, y especialmente el domingo 23 de mayo, han sido tiempos de profunda reflexión para todas las partes, una reflexión que presenta como solución nuestro diálogo nacional y nuestra unión como sociedad frente a un enemigo común: la vulneración de nuestros derechos elementales. Pues la verdad es que como nación nos fragmentamos cuando buscamos una razón absoluta, aquella que tal vez nunca encontremos. Más que rechazar este tipo de actos, debemos de actuar con firmeza para que estos no vuelvan a ocurrir. Por ello, es imperativo poner en prioridad que ninguna razón política puede ni debe incitar a la violencia, ni a la libertad de expresión ni a cualquiera de nuestros derechos humanos.
Publicado en el Diario Gestión
Es Doctor en Administración de Empresas de la prestigiosa Maastricht School of Management en los Países Bajos. Además, obtuvo el título de Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Asimismo, cuenta con un Master of Philosophy de la Maastricht School of Management de Países Bajos. A nivel de posgrado, ha completado un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico en Perú, y es Licenciado en Economía por la misma universidad, lo que le brinda una perspectiva amplia y sólida en términos económicos y de gestión empresarial. Además, ha participado en programas de desarrollo ejecutivo de renombre, como el Executive Development Program de la Escuela de Negocios de Wharton en Estados Unidos y el Business Leadership Program de la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Además, ha realizado estudios de especialización en el Banco Mundial, el PNUD y Wilson Learning, Asimismo, participó en el Colloquium on Participant Centered Learning (Programa CPCL) del Harvard Business School en Estados Unidos.