- Martes, 19 de Julio 2022
Cambiar de giro profesional puede sonar atemorizante, pero es una duda general y razonable que todos nos planteamos en algún punto de nuestra vida: ¿somos felices haciendo nuestro trabajo? Esta pregunta surge como parte de nuestra necesidad de autorrealización e ignorarla podría aplazar una decisión importante que podría influir en nuestra felicidad.
Jorge, un arquitecto en sus 40 años, ha escalado profesionalmente dentro de su empresa, siempre felicitado por su buena actitud, su diligencia y su capacidad para enfrentar desafíos demandantes propios del entorno laboral en el que se desenvuelve y en la coyuntura política, social y económica cuyos efectos tornan el sector inmobiliario en uno de los más desafiantes. Sin embargo, Jorge no se siente feliz. A Jorge le han ofrecido un cargo de jefatura que nunca quiso aceptar. Al cumplir sus 30, se cuestionó múltiples veces si se sentía tranquilo en su línea de trabajo, pero decidió que intentaría un poco más a ver si encontraba “eso” que le faltaba. Diez años después, se vuelve a preguntar, esta vez con más temor, pues piensa que un hombre en sus 40 no puede cambiar fácilmente de línea de trabajo. Como Jorge, he conocido muchos casos en los que la crisis del camino profesional nos pone en jaque, asustando a muchos de seguir un nuevo camino por la incertidumbre que este pueda conllevar y terminando en fatiga laboral, ansiedad e inclusive depresión.
Sobre la difícil pregunta por la felicidad”.
Ahora bien, cambiar de giro profesional puede sonar atemorizante, pero es una duda general y razonable que todos nos planteamos en algún punto de nuestra vida: ¿somos felices haciendo nuestro trabajo? Esta pregunta surge como parte de nuestra necesidad de autorrealización e ignorarla podría aplazar una decisión importante que podría influir en nuestra felicidad. Contrariamente a lo que muchos piensan, cambiar de rumbo profesional no es empezar de cero, pues nuestra experiencia profesional nos dota de habilidades tanto cognitivas como blandas que redescubrimos cuando realizamos dicho giro. Jorge, por ejemplo, siempre tuvo amor por el arte y por la botánica, que siempre fueron sus hobbies. A sus 40, decidió dedicarse de lleno a aquello que lo apasionaba, y vio en sus años practicando la arquitectura, su pasión por la geometría y la abstracción de la imaginación con la que se entrena a los arquitectos, habilidades útiles que incorporó a su arte botánico. Actualmente, su éxito gira en torno más allá de su profesión, en torno a la propia felicidad de hacer lo que le apasiona. Siempre es un buen momento para preguntarnos si somos felices desarrollando nuestro arte.
Artículo publicado en Radio Programas del Perú.
Es Doctor en Administración de Empresas de la prestigiosa Maastricht School of Management en los Países Bajos. Además, obtuvo el título de Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Asimismo, cuenta con un Master of Philosophy de la Maastricht School of Management de Países Bajos. A nivel de posgrado, ha completado un Magíster en Administración de Empresas en la Universidad del Pacífico en Perú, y es Licenciado en Economía por la misma universidad, lo que le brinda una perspectiva amplia y sólida en términos económicos y de gestión empresarial. Además, ha participado en programas de desarrollo ejecutivo de renombre, como el Executive Development Program de la Escuela de Negocios de Wharton en Estados Unidos y el Business Leadership Program de la Fundación Getulio Vargas en Brasil. Además, ha realizado estudios de especialización en el Banco Mundial, el PNUD y Wilson Learning, Asimismo, participó en el Colloquium on Participant Centered Learning (Programa CPCL) del Harvard Business School en Estados Unidos.